sábado, 15 de septiembre de 2018

Sobreviviendo a José Trigo

Por Víctor Adrián Rodríguez

A unos días del 50 aniversario sombrío del 2 de Octubre de 1968, luego de meses o quizá años de lectura he podido deglutir con impaciencia las 536 páginas de la novela José Trigo de Fernando del Paso.
Debo confesar que la narrativa de Del Paso me atrapó desde que leí su novela más corta, Linda 67, posteriormente leí Noticias del Imperio pero la que más me sedujo fue la irreverente y desternillante Palinuro de México que precisamente su contexto es el movimiento estudiantil del 68.
Posteriormente, recuerdo haber asistido a El Colegio Nacional a una lectura de la obra teatral escrita por Del Paso, La Muerte se va a Granada, una recreación poético-dramática sobre algunos pasajes de la vida del poeta granadino Federico García-Lorca.
Luego de haber pasado muchos años sin volver a leer una novela del Del Paso, José Trigo llegó como siempre llegan los libros a las manos de un lector, inesperadamente cuál asalto de rufián.
José Trigo es una novela brumosa pero hipnotizante, mítica y moderna, histórica y atemporal, intensa e introspectiva con miles de recovecos como palabras impresas hay en sus páginas.
Con lo primero que se encuentra uno es con un personaje-señuelo, José Trigo, que desde mi punto de vista, es como un vector en una enfermedad, como un pretexto de Del Paso para hacer del lenguaje, de Nonoalco-Tlatelolco, del movimiento ferrocarrilero  o ferroviario, de algunos pasajes históricos de México, sus protagonistas.
No sé como sobreviví a ese zona abisal de palabras mexicanas que utiliza Del Paso, a ese léxico que evoca tiempos antiguos y presentes, al dialecto chilango, al dialecto de modismos regionales, modismos rústicos mexicanos rulfianos, de neologismos disfrazados, creo yo, en algunos casos, de arcaísmos.
"Porque dicen que no es cierto que jarreó como nuncas ántenes a cántaros y chasponazos y los cachones de agua chisporroteaban como chabasca cayendo del techo de alguna casa de alguna parte, "Mamá salió a buscar a papá" y ella, la pequeña tierna y prieta de cuatro años "Salgo a buscar a mamá" encogiéndosele el ombligo de tánto asombro aguaduchando su corazón que le brollaba a turbiones por los ojos..."
Y así, cientos de páginas con millones de palabras que ni con ayuda del diccionario de la RAE pude descifrar pero si intuir, ¿será que Del Paso provoca a nuestro ADN lingüístico?
Por si esta alquimia del lenguaje no es suficiente, Del Paso va más allá y a modo de vaivén viajamos por la historia de Nonoalco-Tlatelolco, ese lugar simbólico, ese lugar que cruza la historia antigua y moderna de México.
¿Acaso no fue Tlatelolco un lugar vital prehispánico, un lugar de conquista española, de alianzas, donde transcurrió el mestizaje, el sincretismo, los tres tiempos, la plaza manchada de sangre por tanquetas y bayonetas en el 68, los edificios derrumbados del sismo del 19 de septiembre de 1985, donde murió Rockdrigo González, la familia del famoso tenor Plácido Domingo, donde cientos de personas desaparecieron entre los escombros?
  

En la novela José Trigo, Nonoalco-Tlatelolco es el hábitat de los ferrocarrileros, de los furgones hechos vivienda, vecindades, prostíbulos, cantinas, es el terruño inhóspito de José Trigo y de los demás personajes.

Ahí en las afueras del Templo Santiago de Tlatelolco, en la trama de la novela, también es un lugar de sacrificio. 
Nonoalco-Tlatelolco en la trama de la novela es el lugar en el que a modo de prisma o de pantalla de televisor somos testimonios del movimiento ferrocarrilero, 
si aquel de Demetrio Vallejo pero también de Luciano (personaje de José Trigo).

También desde este lugar en el que se asentaron trabajadores del tren conocemos la historia del ferrocarril en México, en una lúcida y evocadora narrativa que Del Paso hace sobre el tren cual Herman Melville describiendo cetáceos, en Moby Dick.

En José Trigo los otros protagonistas son los cristeros y su guerra en el bajío, con sus ahorcados, su violencia en nombre de Dios, su libertad de culto. Luchas internas, luchas externas, luchas de fe, historia que nos ha configurado como mexicanos.

Todo esto y más es José Trigo, todo esto y más es Tlatelolco, todo esto y más es Fernando del Paso...

Con Tlatelolco en el corazón, Sobreviviendo a
José Trigo...